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Opiniones

Ruidos absurdos en elección de JCE; PRM ratifica que será independiente

Por Juan Bolivar Diaz

En reunión celebrada el miércoles la Dirección Ejecutiva del Partido Revolucionario Moderno (PRM) ratificóa unanimidadsu compromiso programático de integrar la Junta Central Electoral (JCE) con profesionales ajenos a la militancia partidista y que garanticen la independencia de ese importante órgano estatal.

Se espera que la ratificación ponga fin a losintentos de desconocer un compromiso programático enarbolado porel presidente LuisAbinader, que comenzó por el Ministerio Público y se extiende a los demás órganos de control del Estado, como la Cámara de Cuentas, Defensoría del Pueblo y las altas cortes.

Un ruido más que absurdo

Ha llamado la atención que a escasas cinco semanas del inicio del Gobierno de Luis Abinader y el PRM se desatara un movimiento que ha implicado a dirigentes y legisladores tendientes a desconocer un compromiso programático, sustentado y reiterado recientemente por el mismo mandatario. Se puede apreciar como una imprudencia política que sólo sirve para revivir las pugnas que caracterizaron al Partido Revolucionario Dominicano, de donde proceden muchos de losperredemeistas.

La circunstancia de que elextitularde la JCE Eddy Olivares, postuladoahorapara presidir el organismo,fuera durante los últimos cinco años vocero delexpresidenteHipólitoMejía, dio pie para que este fuera vinculadoa la acción, por loque el vicepresidente del Senado, Santiago Zorrilla,consideró necesario advertir que “no habrá medición de fuerzas” entre los dos líderes, sino “coherencia y consenso”.

Elanuncio de que Olivaresteníaapoyo demuchosdiputados del PRM, desatóinquietudes ytemores a una absurda lucha interna cuando apenas comienza la gestión gubernamental y en medio de las penalidades de la triple crisis sanitaria, económica y social, que enfrenta. Aunque dirigentes de ese partido han sostenido que sólo es un ruido innecesario, porque no hay la mínima posibilidad dereunir apoyo para contradecirel programa de gobierno y la posición del presidenteAbinader, quienha sido reiterativo en que no auspiciará la politizaciónde ningún órgano de control del Estado.

Desde el 2016, cuando se eligieron los titulares que concluyen su períodoen noviembreal frente de la JCE, el PRM se comprometió en dos comunicadospúblicoscon la independenciadel organismo, y lo postuló en su programa de gobierno y enlos“Lineamientos Básicos para un Gobierno de Regeneración Nacional”que firmó junto a otros6 partidos yvariosgrupossociales. Su presidente José Ignacio Paliza loreiteróendosrecientes declaraciones.

No habrá reparto partidista

Dirigentes y voceros del Partido de la Liberación Dominicana ponderaron a Olivares,favoreciendoun consenso para elegir los titulares de la JCE, lo que en el PRM se interpreta como un gancho de doble filo, primero para demostrar que “no hay tal cambio y todos los partidosson iguales”, y segundo para garantizarse la inclusión de alguno de sus dirigentes.

En los altos niveles del PRM se le resta importancia a lo que consideran “un simple incidente inoportuno”, como lo definióun ejecutivoal informar que no hubo el menor problema en ratificar la posición de la Dirección Ejecutiva del Partido, mientras trascendió que el presidenteAbinaderse reunió con los diputados y allí tampoco hubo dificultades.

La independencia de los integrantes de la JCE se discute desde hace décadas, cuando Joaquín Balaguer la conformaba con personas de su confianza, y aunque a veces colocó independientes en la presidencia, incluía a dirigentes partidistas que se encargaban de su politización. La junta de 1994, cuando se verificó el más documentado fraude electoral que incluyó alteración del padrón de electores, era presidida por Manuel García Lizardo, pero fue señalado como responsable otro titular, el dirigente reformista Leonardo Matos Berrido.

Esa junta, como la de 1990 cuando también hubo fuertes indicios de fraude electoral, fue integrada mediante la fórmula del reparto, que garantizaba la presidencia y la mayoría al partido gobernante, y se elegían dos por los opositores, que lo legitimaban considerando que era preferible “tener gente dentro del organismo”.

Lo pactado tras la crisis

Tras el pacto que zanjó la crisis postelectoral de 1994 se acordó una JCE sin reparto partidista, y por consenso ,la que encabezó el doctor César Estrella Sadhalá, y que pudo organizar exitosamente la doble votación del 1996. Le sucedieron luego Juan Sully Bonelly, Manuel Morel Cerda y Luis Arias que tampoco eran dirigentes políticos al ser escogidos. Pero en 1998, en medio de una confrontación con el gobierno del PLD en la Liga Municipal y la Cámara de Diputados, la mayoría senatorial del PRD rompió el consenso al escoger unilateralmente a Morel Cerda ,quien nunca había militado en ese partido y era un reputado jurista, cuatro veces presidente dela Asociación Dominicana de Abogados. Hizo nuevo y desde entonces eficiente padrón electoral y sin trauma las elecciones del1998 y 2000.

La politización partidista de la JCE volvió con la elección de RobertoRosarioquien presidió el organismo entre el 2010y 2016. Había llegado en el reparto partidista, restaurado en el 2006 y por cuatro años presidió su entonces determinante Cámara Administrativa,donde comenzó a mostrar su eficiencia partidista.Al ser incorporadoa la Junta tomó una licencia de su condición de miembro del Comité Central del PLD.

El debate se ha mantenido, y en el 2016 el gobiernopeledeístaaccedió a elegir un presidente apartidista, Julio César Castaños Guzmán, y otros dos miembros sin militancia en partidos, Carmen ImbertBrugaly RobertoSaladín. Pero mantuvo a Rosario Graciano,tambiénexdirigentedel PLD, y a Henry Mejía, proveniente del PRD.

La mayoría de las instituciones sociales, encabezadas por Participación Ciudadana(PC)y la Fundación Institucionalidad y Justicia (Finjus), han promovido sistemáticamente una JCE integrada por personas sin militancia partidista, para evitar los conflictos de intereses. Es lo mismo que postula la Constitución para los jueces, los miembros de la Junta Monetaria, de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional. En estos casos no se consideran violados sus derechos ciudadanos, como ocurre cuando se plantea en órganos electorales o la Cámara de Cuentas.

“Mentada sociedad civil”

Los partidos políticos dominicanos han mantenido una relación de amor y odio con las organizaciones sociales que militan en la promoción de reformas políticas e institucionales y en la defensa de los derechos políticos y sociales. Cuando están en la oposición son amantes, pero desde que llegan al gobierno comienzan a menospreciarla, llamándola “la mentada sociedad civil”, pretendiendo desconocer una categoría universal de lademocracia, reconocida en convenciones internacionales y códigos y constituciones nacionales. Ante los organismos de las Naciones Unidas hay más de diez mil instituciones sociales reconocidas.

Ya en ambientesperremeístasse ha comenzado a evocar la “mentada”, a la que le atribuyen unsupuestointerés por quitar sus derechos a los militantes políticos, “que son los que se fajan en las campañas electorales”. El desaparecido líderperredeístaJosé Francisco Peña Gómez fue el dirigente que más importancia ha dado a la participación social, al extremo que reformistas ypeledeístasdecían que la sociedad civil eraperredeísta. Pero cuando el PRD llegó al poder en el 2000, se comenzó a hablar de la “sociedad civil perfumada”, tratando de descalificar a PC y laFinjus.A sus actividades van los políticos cuando están en la oposición, pero se ausentan desde que llegan al poder.

La más combatida ha sido Participación Ciudadana, pero eso no impidió que fuera invitada por el PLD, PRSC, PRD y PRM a observar sus elecciones internas, lo que ocurrió en los tresprimeros, entre el 2000 y 2006.Con financiamiento de la Agencia de EstadosUnidos para el Desarrollo,PC mantuvo durante varios años un diplomado de formación de dirigentes políticos por el que pasaron más de 2 mil jóvenes dirigentes de esos partidos.

Buscan el buen gobierno

Hay innumerables definiciones de la Sociedad Civil, aunque algunos la sintetizan en todas las formas de organización de ciudadanos y ciudadanas, e instituciones y organizaciones conformadas para la promoción social, que no forman parte del Estado, y que no tienen por objeto alcanzar el gobierno, como los partidos políticos.Se trata de organizacionespara promover el buen gobierno, que“la sociedad civil noluchapara gobernar, sino para ser bien gobernada”.

Es la pérdida de confianza en las instituciones del Estado, incluyendo el partidarismo político, documentada en innumerables investigaciones y encuestas de todo tipo de instituciones nacionales e internacionales lo que ha dado mayor relieve a la necesidad de organizaragrupaciones sociales.

Esa “mentada” fue la que movilizó a cientos de miles de personas en las marchasverdes contra la corrupción y la impunidad,entre 2017-18y la que colmó las plazas públicas en muchas ciudades del país ydel exterior.Múltiples analistas han coincidido que esa militancia no partidista fue clave para desplazar este año el dominio del Estado ydela sociedad que había impuesto el PLD.

El PRM y en especial su candidato presidencial LuisAbinader, interpretaron ese sentimiento social y pactaron “un verdadero cambio”, que incluyó la despolitización de todos los órganos estatales de control, que es lo que acaban deratificar en la JCE, sin que implique desconocer los méritos de los dirigentes políticos

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